El ácido salicílico es un beta hidróxido de origen natural o sintético, que se utiliza como tratamiento para una variedad de enfermedades de la piel incluyendo el acné, su objetivo es lograr que las células muertas se desprendan un ritmo lo suficientemente acelerado, para así evitar la obstrucción de los folículos pilosos. Este tipo de compuesto tiene la propiedad de eliminar la capa superficial de la epidermis, facilitando que pueda ser removido el tejido afectado y las imperfecciones.
Puede ser utilizado tanto por personas jóvenes, como maduras que requieran de tratamientos para las imperfecciones de la piel producidas por una mala formación de la melanina o bien sea para recuperar el tejido obteniendo un aspecto más terso y uniforme. El ácido salicílico tiene muchas funcionalidades relacionadas con la calidad de la epidermis tales como el peeling, exfoliante, eliminación del acné, disminución de cicatrices y manchas, resultado de los efectos de espinillas o granos, entre otros.
Aplicar un poco de ácido salicílico para combatir el acné o las manchas agiliza la renovación del tejido celular. Otra de las propiedades de su uso tópico es que mejora la condición de los poros, liberándolos de la suciedad e impurezas y permitiendo que la piel respire mejor.
Es importante tomar en cuenta que es una sustancia que puede irritar y secar la piel, por lo que es imprescindible incluir en tu rutina de belleza un limpiador suave y una crema hidratante, para equilibrar el uso de este compuesto.
Al utilizar ácido salicílico para combatir el acné es necesario tener en cuenta algunas contraindicaciones como, considerar que el producto tiene efectos secundarios en el rostro tales como sequedad, descamación de la piel, o hipersensibilidad, lo cual es común después de varios días de uso. Puede causar enrojecimiento localizado o irritación y nunca se debe aplicar sobre heridas, zonas agrietadas o infectadas. Recuerda siempre realizar los tratamientos bajo vigilancia de un médico.